ACUMAR brinda información preventiva sobre el ingreso a estos enormes pozos que parecen lagunas pero presentan numerosos riesgos para la salud: enfermedades, cortes, golpes y ahogamiento.
Las cavas, también conocidas como tosqueras y canteras, pueden confundirse con lagunas naturales. Sin embargo, son grandes pozos o depresiones del terreno que se conformaron debido a la extracción de tosca. Se originan cuando la tierra es retirada por explotaciones que, si exceden los niveles de extracción, pueden provocar el afloramiento del agua presente en la napa freática, lo que, sumado al aporte del agua de las precipitaciones, generan la inundación de estos sitios.
Todas las actividades recreativas en estos espacios presentan graves peligros para las personas y están estrictamente prohibidas, ya sea pescar, nadar o pasear. En caso de que alguien ingrese al agua, nadie más debería meterse y hay que llamar al 911.
¿Cuáles son sus peligros?
Las cavas tienen características que las convierten en un problema serio para la población: taludes abruptos, gran profundidad, acumulación de residuos, vegetación en sus márgenes, suelos inestables y corrientes internas.
Estos factores hacen que, al ingresar en ellas, el riesgo de muerte por accidentes o ahogamiento sea muy alto. Por otro lado, el estancamiento de las aguas en estas condiciones puede derivar en la proliferación de vectores de enfermedades.
ACUMAR difunde información sobre los peligros de estos espacios en distintas actividades que se realizan en las Unidades Sanitarias Ambientales, así como durante las Evaluaciones Integrales de Salud Ambiental en Áreas de Riesgo, en el marco del programa Escuelas por la Cuenca y en operativos específicos que se llevan a cabo en las zonas cercanas a las cavas. Asimismo, las guardias ambientales del organismo monitorean sus perímetros.
A.J.