A menudo, los cazadores furtivos son señalados como los responsables de que esté a punto de desaparecer el yaguareté. Sin embargo, hay otro factor mucho más determinante: la superstición.
La población total del yaguareté argentino es de entre 250 y 300 individuos. A su vez, en el Gran Chaco quedan sólo 20 de estos especímenes. Es decir, en esta región puede desaparecer a la brevedad y en todo el territorio nacional se encuentra en una situación muy frágil.
Según organizaciones como Greenpeace, el peligro de extinción en el que se encuentra este felino se debe a una combinación de factores que van desde la deforestación por el avance del agronegocio a la caza ilegal. Sin embargo, hay un factor que está matando más yaguaretés que los propios cazadores: la superstición y falta de información.
Según Lucero Corrales de la ONG Proyecto Yaguareté, el principal desafío con el que se enfrenta la organización para detener la extinción de este animal es que los propios pobladores de la zona se encargan de matarlos. Esto se debe a un conjunto de creencias muy extendidas entre los locales quienes aseguran que si se encuentran con un yaguareté este podría atacarlos.
Además, los habitantes de la zona del Gran Chaco argentino (Chaco, Formosa y Santiago del Estero y algunos sectores de provincias norte y centro del país) donde se encuentra este reducido número de yaguaretés, están convencidos de que una de las principales fuentes de alimentación del felino son las vacas que ellos tienen para consumo personal de carne y leche.
De dónde viene ésta mala reputación del yaguareté
Esta creencia está muy extendida en el tiempo. Desde hace décadas se recuerda entre los pobladores de las diferentes provincias del Gran Chaco a que los Hermanos Cardozo, un célebre dúo de chamamé, entre los setenta y los noventa le escribía canciones a quienes hayan cometido “la hazaña” de cazar un yaguareté.
Según Corrales, gran parte de la tarea de Proyecto Yaguareté en la actualidad es hablar con las diferentes comunidades locales de esta región y concientizar sobre la necesidad de salvar el yaguareté brindando información al respecto.
Además, la integrante de la ONG contó que están implementando algunas campañas que generen valoración positiva en las representaciones que las comunidades tienen del yaguareté.
Salvar al yaguareté con goles y canciones Como ejemplo de estas iniciativas, Lucero habló de Coplas Tigreras, una campaña mediante la cual se invita a la comunidad a que escriba canciones de éste género referidas al yaguareté. Luego se producen, se graban y se distribuyen por las radios de la zona.
Con Golazo Salvaje, se le ponen nombres referidos al yaguareté a equipos rurales de fútbol para que se asocie el animal con la pasión de multitudes que representa el principal deporte del país.
Estas y otras compañas apuntan a vencer al peor enemigo que tiene el yaguareté en la actualidad: la desinformación y las creencias erróneas. En el fondo, el mismo enemigo que lleva a que las empresas del agronegocio provocadoras de los desmontes y los cazadores deportivos ilegales no contemplen el daño que causan al ambiente y por tanto a la sociedad en su conjunto, generando la desaparición del yaguareté.