Se hicieron amigas por Instagram y emprendieron sin haberse visto: ahora su marca está cerca de exportar a Europa.

Ancestral elabora cremas de frutos secos con solo una materia prima por pote. De vender por redes a llegar a los supermercados y más de 1000 dietéticas.

Valentina De Volder siempre supo que quería emprender y se lo decía a todo el mundo. Solo era cuestión de que alguien se entusiasmara tanto como ella con la idea. En 2020, durante el estricto aislamiento, encontró a su media naranja emprendedora. A partir de un amigo en común, Miriam Aberle se contactó con ella y sin siquiera verse en persona acordaron armar un proyecto juntas. Esto se cristalizó pocos meses después, en septiembre, cuando lanzaron Ancestral, una marca de cremas de frutos secos que ya llega a los supermercados y pronto esperan exportarla a Europa.

Ambas tenían varios puntos en común. Habían desarrollado hasta ese momento toda su carrera en el mundo corporativo. Aberle, licenciada en Recursos Humanos, trabajó en YPF, CCU y Accenture; mientras que De Volder, que estudió Administración de Empresas, también se desempeñó en la multinacional de consultoría, sin embargo no coincidieron por pocos meses.

Pero lo más importante era que las dos estaban interesadas en la alimentación saludable. «Nos pusimos a pensar qué faltaba en el mercado y nos dimos cuenta de que comer dulce y saludable es difícil. Así surgieron las pastas», cuentan.

Se vieron cara a cara finalmente cuando recibieron su primera inversión, un robot de cocina. Pusieron manos a la obra y experimentaron más de 20 variedades de frutos secos hasta que dieron con las primeras cuatro opciones (almendra y coco, avellanas, nuez pecan y maní y coco). Envasaban y empaquetaban ellas mismas y luego las vendían por redes.

«Hicimos un trabajo con influencers de manera orgánica, ellos consumían el producto y lo mostraban. También creció mucho por pediatras y nutricionistas que lo recomendaban», asegura Aberle. Así llegaron los primeros pedidos de dietéticas, pero para dar el salto necesitaban certificar y tercerizaron la producción en una fábrica en Luján.

«La planta nos pedía un límite de producción y eso fue todo un desafío. Pasamos de 100 por semana a un batch de 3000 por mes», señalan las emprendedoras.

Las cremas no tienen ningún tipo de agregado, afirman, y se elaboran con solo un ingrediente: el fruto seco en cuestión. Se tuestan y procesan hasta formar la pasta con el propio aceite de la materia prima. Luego agregaron más variedades, como pistachos y castañas de cajú. Los precios van desde los $ 1650 hasta los $ 5800 por pote de 200 gramos.

Hoy la marca está presente en más de 1000 dietéticas y en los primeros meses de 2023 hizo su debut en las góndolas de los supermercados de Cencosud. A su vez, la compañía creó una nueva unidad de negocios como proveedora del sector gastronómico. Café Martínez y Tostado Café, entre otros, utilizan sus cremas para postres, helados, bombones e incluso platos salados. «Es una gran fuente de ingresos», apunta De Volder.

¿Están pensando en lanzar nuevos productos?

Al principio teníamos harinas de girasol, maní y nuez junto a las pastas, pero cuando nos mudamos a la planta teníamos que elegir un producto para ir a lo grande. Ahora estamos por lanzar una barrita tipo postre, cuyo ingrediente principal es mantequilla de maní. Queremos meternos en el mundo de las golosinas saludables.

¿Tienen proyectos para exportar este año?

Primero coqueteamos con Chile y Brasil, incluso hicimos una investigación de mercado. Pero nos llegó un contacto desde Europa, así que estamos avanzando con eso. Vamos a exportar este año o el próximo.

En cifras
Fundación: 2020
Inversión inicial: US$ 2000
Facturación. $ 30 millones
Producción anual: 50.000 unidades

Fuente y créditos: https://www.cronista.com/

A.J.

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