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Joven bahiense se inspiró en la cera de abejas para crear un producto inédito en Argentina: ya exporta a más de 20 países.

La emprendedora trabaja junto a tres cooperativas: “Son nuevas relaciones de trabajo. Ya no es más el paradigma de la fábrica con sus empleados», destaca

Guillermina Esmoris tiene 34 años, vive en Bahía Blanca y estudia Ciencias Sociales en la Universidad de Quilmes. Le interesa mucho el desarrollo productivo del país y eso se ve reflejado en el emprendimiento ´made in Argentina´ que creó hace 5 años y que crece a un ritmo exponencial.

Se autodefine como una apasionada de la música y durante muchos años incursionó en muchos instrumentos, como guitarra, batería, y piano. En 2016 descubrió el contrabajo y empezó a estudiar en el conservatorio. Un profesor le explicó que para que el instrumento sonara, había que aplicarle una resina a las cerdas del arco, pero para obtener ese producto había que importarlo.

“Sin esa resina, las cuerdas patinan. La resina genera una fricción y de esa sale el sonido, por eso es tan importante”, explicó Guillermina.

Hasta ese momento, el mercado de la resina estaba reservado a países de Europa y Estados Unidos. Esa realidad la llevó a comenzar a indagar y ver cómo podía fabricarla en Argentina.

“La mujer de mi papá trabaja en un comercio que provee a la industria química, le comenté de la resina y me dijo que creía saber cuál era la materia prima. Me acercó una bolsa de colofonia para que probara y luego de experimentar en una lata de tomates en mi cocina me di cuenta que efectivamente servía”, contó la emprendedora.

Resina de Corrientes

Guillermina decidió ir por más. “Le escribí a casi todas las agroforestales del país contándoles que estaba haciendo esta investigación y muchas me mandaron muestras”.

Una vez que fue testeando las calidades, decidió trabajar con la cooperativa agroforestal Oberá, en Ituzaingó, Corrientes:  “Producen una colofonia de muy buena calidad. Extraen la resina de los pinos y luego a través de un proceso industrial, separan la parte sólida de la líquida. La líquida es solvente, conocida como trementina y la parte sólida es la que yo uso, que es una piedra que es la colofonia”, explicó la emprendedora y sin dar detalles de su fórmula secreta contó que luego eso lo mezcla con cera de abejas, a distintos tipos de fundición hasta obtener su producto.

Guillermina destacó que está pronto a viajar para conocer los pinares de la cooperativa. “Con ellos trabajo desde que empecé y estoy muy conforme”. Además detalló que la resina se utiliza mucho para la industria de los adhesivos y es una de las principales materias primas que se exportan de la provincia de Corrientes. 

Yumba

Fue así que en 2017 lanzó Yumba, su empresa cuyo nombre refiere al célebre tango de Pugliese y que busca justamente ser un producto con una impronta bien argentina para salir a ganar un lugar en el mercado mundial.

“Me mandé sola con esta motivación de tener la propia resina argentina y así como nosotros comprábamos antes, poder enviarla a otras partes del mundo. Fue prueba y error, me comuniqué con algunos amigos químicos y ellos me decían que me animara, ya que no había información de ningún tipo. Empecé en mi cocina y ahora tengo un taller que alquilé en plena pandemia. Está justo enfrente al Conservatorio detrás del Teatro Municipal, pura casualidad”, contó.

Consultada sobre si existe alguna otra resina en el país, Guillermina contó que “en la década del 90 circularon algunas resinas artesanales, sobre todo en épocas de crisis”. Sin embargo aclaró que su proyecto es mucho más ambicioso: “Una cosa es hacer una resina para distribuir en una orquesta, entre amigos y otra es hacerlo desde afuera, como yo que tuve que desarrollar un negocio desde cero”.

Explicó que tuvo que estudiar mucho para poder llevarlo a cabo y lograr que tuviera proyección: “En el 2018 me acerqué a un club de emprendedores en Bahía Blanca y ahí me asesoraron para armar un plan de negocios con el fin de postularme a un fondo semilla. Apliqué y con los 250 mil pesos que me dieron en ese momento pude comprar los moldes, las etiquetas, etc. Esa inversión iba acompañada de montar un negocio a escala para poder exportar. Actualmente el emprendimiento se autosustenta, quizás en el futuro con algunos proyectos que quiero encarar puede ser que vuelva a pedir financiamiento”.

Cera y aceites

Yumba ofrece una gran variedad de productos para distintos instrumentos musicales: violín, viola, contrabajo, violonchelo y el valor de los productos está alrededor de los 2 mil pesos.

“Tenemos la línea de cera de abeja que está pensada para todo tipo de músicos, para la práctica diaria. La cera la adquirimos a través de la Cooperativa de Trabajo Apícola Pampero, conformada por 170 productores apícolas”.

Además cuentan con la línea de productos Tango, sin cera de abejas, para que puedan consumirlo los veganos: “Lleva una resina de la India, un poco más pegajosa más recomendada para músicos profesionales que tienen que tocar bastante tiempo en una orquesta”, detalló.

Por último, la línea Oliva, pensada para el cuidado de las cerdas porque tiene aceite de oliva y esto beneficia por la vitamina E. 

Economía social

Actualmente, Yumba se encuentra en un proceso de transformación debido al crecimiento que tuvo en el último tiempo: “Decidí delegar la producción a una cooperativa de trabajo de mujeres que están en Villa Lugano, la cooperativa Maleza que se dedican a cosmética natural. El año pasado, con ayuda del Ministerio de Desarrollo Social montaron un laboratorio con extractores y están capacitadas como técnicas químicas. Les voy a enseñar de a poco a fabricar la resina y esperamos que para fin de año toda la producción de Yumba esté a cargo de ellas”.

Además, adelantó que están trabajando también en una nueva línea de productos de limpieza para los instrumentos, muy demandada por los músicos.

De esta forma Yumba busca contribuir a la economía social: “Son nuevas relaciones de trabajo. Ya no es más el paradigma de la fábrica con sus empleados, aparecen nuevas relaciones productivas. Los más jóvenes somos los que tenemos la responsabilidad de estar al tanto de este tipo de prácticas para transformar la sociedad”, contó la joven emprendedora.

Más de 20 países

En lo que va del año, Yumba lleva producidas 4 mil resinas, de las cuales el 85 % se exporta a más de 20 países: “Me pidieron 1000 resinas para Brasil, estoy fabricando 500 para México, envié más de 600 para Japón, 400 a Estados Unidos, son números grandes. Mi capacidad es más o menos 50 por día”.

Guillermina contó que no encuentra muchas trabas para la exportación. Al contrario, destaca que hay muchas facilidades: “Hay una herramienta que se llama Exporta Simple, del Ministerio de Producción, que funciona hace varios años, es vía courier y está pensado para las pymes que tenemos productos chicos, no necesitamos containers”.

Además contó que hay muchos programas de la Cancillería que son nuevos y apuntan a facilitar el comercio: “El año pasado lanzaron el programa Argentinas al Mundo, específico para mujeres que lideran emprendimientos y además hay otro que se llama Desafío Exportador y con ese pudimos llegar a México y Canadá a través de una articulación con la Embajada, que nos permitió colocarnos en un mercado que antes lideraba solo Europa”.

Respecto al mercado interno, la emprendedora detalló que la demanda empezó a crecer mucho: “En un momento me pedían mucho los contrabajistas pero ahora recibimos de todos los instrumentos”. Como dato de color contó que le vendieron resinas al contrabajista Juan Pablo Navarro, a la Orquesta Fernández Fierro y a las orquestas del Centro Cultural Kirchner y Teatro Colón.

Fuentey créditos: https://news.agrofy.com.ar/

A.J.

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