UN ANÁLISIS DE SANGRE EN LA MEDIANA EDAD PODRÍA PREDECIR EL ALZHEIMER.

Investigadores de la Universidad de Michigan (UM) han conectado dos biomarcadores sanguíneos con cambios en la función cognitiva.

La demencia es un término genérico que se utiliza para describir una variedad de trastornos neurológicos progresivos, que afectan la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Existen al menos 200 tipos diferentes de demencia, cada uno con sus propios síntomas, causas y tratamientos y el Alzheimer es la más frecuente.

Según Race Against Dementia, esta enfermedad representa entre el 60 y el 80 por ciento de todos los casos de demencia. En la búsqueda de un diagnóstico y tratamiento precoz para el Alzheimer investigadores de la Universidad de Michigan (UM) han conectado dos biomarcadores sanguíneos con cambios en la función cognitiva en mujeres de mediana edad, abriendo un camino potencialmente importante hacia la detección e intervenciones tempranas y no invasivas para esta enfermedad y otras demencias.

El Alzheimer se desarrolla porque se depositan formas tóxicas de la proteína beta amiloide -que transmite información- en el cerebro, específicamente entre las neuronas, lo que destruye de a poco su esqueleto interno, lo que produce los síntomas de deterioro cognitivo.

Actualmente no tiene cura, por lo que los procedimientos médicos apuntan a combatir los síntomas y a retrasar el avance del cuadro. Sin embargo, en el último tiempo, la ciencia puso el foco en ciertos indicadores del organismo humano que podrían predecir el desarrollo de la enfermedad. Se trata de los biomarcadores, que son sustancias que indican un estado biológico.

El estudio analizó dos biomarcadores séricos sanguíneosbeta amiloide (Aβ)42, relación Aβ42/40 y tau181 fosforilada (p-tau181), rastreó sus niveles en mujeres de mediana edad y comparó los resultados de una serie de pruebas de función neurológica. La investigación fue publicada en la revista Alzheimer’s & Dementia.

El análisis encontró que los niveles más altos de p-tau 181 estaban relacionados con un deterioro cognitivo acelerado y, de la misma manera, los niveles más bajos de AB 42/40 se asociaban con un deterioro cognitivo más rápido.

Sus datos provinieron de 192 mujeres de mediana edad que fueron seguidas durante 14 años a través del Estudio sobre la salud de las mujeres en todo el país, cohorte de Michigan. Esta es una nueva área de estudio y es muy prometedora, pero por supuesto necesitamos una muestra más grande y diversa, dijo Xin Wang, profesor asistente de investigación en el Departamento de Epidemiología de la Escuela de Salud Pública de la UM.

Los hallazgos sugieren que las evaluaciones de biomarcadores de Alzheimer en sangre en la mediana edad pueden servir como predictores tempranos del deterioro cognitivo, ofreciendo una oportunidad para la detección y la prevención antes del desarrollo de demencia irreversible, expresó Wang.

Además de la posibilidad de una intervención más temprana para la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia, las pruebas de biomarcadores sanguíneos como las estudiadas podrían conducir a métodos de estudios neurológicos menos invasivos y posiblemente más asequibles, que actualmente requieren punciones lumbares para detectar líquido cerebral y costosas exploraciones PET para obtener imágenes.

Es importante señalar que la presencia de los biomarcadores que probamos no significa que exista la enfermedad de Alzheimer, dijo Wang. Sin embargo, sabemos que son una parte central de los cambios neuropatológicos. Es importante conocer estos cambios patológicos lo antes posible, manifestó.

Los investigadores eligieron la mediana edad como un “período fundamental” para evaluar e identificar el deterioro cognitivo debido a dos cambios importantes en las mujeres:

  1. La transición menopáusica, que se caracteriza por una fuerte reducción de los niveles de estrógeno y alteraciones ováricas irreversibles y conduce a cambios en la función cognitiva.
  2. Mayor prevalencia de factores de riesgo cardiometabólico como hipertensión y diabetes, que también se asocian con un riesgo elevado de deterioro cognitivo y demencia en la vejez.

Wang enfatizó que los hallazgos se basan sólo en una muestra muy pequeña, pero los resultados son prometedores y constituyen una base importante para la investigación con una muestra más grande y diversa.

 

Fuente: http://www.consensosalud.com.ar

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